Las carreteras saladas y temperaturas fluctuantes pueden tener un costo enorme en el sistema de escape de cualquier vehículo. Además de aumentar el riesgo de que se filtren gases peligrosos de monóxido de carbono en la cabina de su vehículo, debido a una mala ventilación, un sistema de escape oxidado también puede reducir significativamente el rendimiento de su vehículo. Además, si conduce regularmente por la ciudad, la humedad puede acumularse en el sistema de escape de su vehículo y provocar daños mayores. Algunos de los signos comunes de daños en el sistema de escape incluyen olores extraños y golpes o traqueteos que emanan del sistema de escape.

Ruidos fuertes: un cambio en el tono del escape de su vehículo o la producción de un ruido excesivo del escape es uno de los principales indicadores de un silenciador dañado. Estos ruidos pueden ser causados por un silenciador oxidado, una junta del colector con fugas o un escape agrietado. Este ruido debe verificarse de inmediato, ya que puede terminar perdiendo rendimiento, experimentando una menor economía de combustible o incluso enfrentando multas debido al ruido excesivo.

Un silenciador caído: los ruidos de golpes o golpes provenientes de la parte inferior de su vehículo pueden indicar que el silenciador o el escape están dañados. Un tubo de escape roto o soportes de escape sueltos pueden dejar el silenciador o el tubo de escape arrastrándose por el suelo. Este es un gran problema que debe ser reparado lo antes posible para evitar daños mayores y eliminar los riesgos asociados.

Ralentí irregular: el signo principal de un ralentí irregular es la sensación distintiva de rebote y sacudida de un vehículo cuando está en modo inactivo. Otros indicadores de ralentí irregular incluyen recuentos de RPM inconsistentes y otros sonidos extraños. Si bien existen muchas causas para el ralentí irregular, un silenciador colapsado u obstruido es una de las más comunes. Además del ralentí irregular, un silenciador obstruido puede provocar la pérdida de potencia del motor y la dificultad para arrancar el motor por completo.

Si detecta alguno de los signos anteriores, se recomienda que lleve su vehículo a una revisión del sistema de escape y, cuando sea necesario, arregle el problema antes de que empeore.